martes, 4 de diciembre de 2007

Sin reflexión


Llegó diciendo que no tenía sentido resistir la soledad. Una mano se posó en la suya, la apretó con fuerza hasta casi hacerle daño. Otra mano rodeó su nuca y le obligó a inclinar la cabeza. Así, unos labios se acercaron a su oreja y una voz susurró: “Hola, soy tu presente” Y sin más tomó posesión de cada uno de sus poros y comenzó a caminar, a suspirar, a lamentar, a disfrutar y a vivir con él sin abandonarle un solo instante.


Un hombre que observa la lejanía del horizonte ha pronunciado esas palabras. Una brisa suave de aire ha descubierto la superficie velluda de su amplio pecho. Su camisa oscura y sucia flota un breve instante con la brisa y, ahora, un ahora tras la brisa, la lejanía del horizonte no es tan lejana. La tierra parece empequeñecerse ante sus ojos. Él no avanza, es el horizonte quien se siente atraído por el velludo amplio pecho del hombre. Un hombre sin tiempo no puede avanzar, ni retroceder, ni irse, ni quedarse, ni reflexionar, ni cambiar la mueca de su rostro; pero, sin embargo, saltando por encima de todas las normas previstas, nuestro héroe sonríe y con gesto decidido comienza a caminar con la clara intención de sumergirse en el mar. Aunque la visión amplísima, intermedia o escueta que muestra el horizonte no alberga una sola gota de agua salada. Tampoco el agua dulce -¿por qué dulce?- da señales de vida en ese instante en ese territorio.
¡Pobre hija!
Exhala la voz del inexpresivo hombre de vello en pecho que ignora su mirada sobre el horizonte.
La mujer, la niña, la criatura, la anciana no tiene una edad a la que referirse, pero esta ahí, cerrando la puerta de su casa o abriéndola.

martes, 30 de octubre de 2007

Siempre son dos

Entré en la habitación por pura necesidad. Un blanco espejismo fue interrumpido por un suelo oscuro y pegajoso. El estrecho ventanuco se sujetaba apenas de un ojo oxidado, y su desvanecido cuerpo pegado a la pared me permitió respirar levemente -el aire no se atrevía a terminar de invadir la estancia a través del hueco del ventano-.

Hasta ese momento nada extraño descubría en el destartalado retrete de la tasca. Fue un momento antes de comenzar a orinar, al levantar la tapa de la taza -yo levanto la tapa- descubrí dos moscas -¡Vaya ridiculez! diréis-. Pero es que no eran cinco o seis o doce o una o treinta y tres, eran dos. Dos moscas gordas y negras que zumbaban sin cesar alrededor de la taza. Una se posó en la blanca y fría cerámica del cagadero, y allí ¡zas!, mi periódico descendió a vertiginosa velocidad y la aplastó. La otra mosca desapareció o no quiso saber nada del asunto. Yo comencé a orinar a la par que alargaba el cuello hacia el hueco del ventanuco -respirar es prioritario-. Cuando tiré de la cadena, dos moscas gordas, negras, peludas, repelentes revoloteaban alrededor de la taza.

Siempre son dos. Y aguardan agazapadas en los retretes para burlarse de nuestra altanería, allí desmitificada, desmontada y mostrada en su más grosera facción animal.

Dos moscas grandes, gordas, negras y peludas unidas hasta que la muerte las separe.

Por ejemplo.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Tom Waits - Hold On

Una buena muestra de este genial músico.

sábado, 6 de octubre de 2007

Enlaces con páginas web

Pues eso; que he colocado algunos enlaces que me parecen interesantes.

Exceptuando la primera, el resto pueden ser útiles para nuestras preocupaciones filológicas.

Con un poco de tiempo iré agregando alguna más.

jueves, 4 de octubre de 2007

Al despeñarse

Del cielo frío bajan cuchillos,
gelatinas inolvidables abiertas por su filo.

Del frío cielo, sobre vertientes oscuras
de inhóspitos ríos silenciosos,
al despeñarse
pasa el silencio a la velocidad del vértigo,
pasa el vértigo a la velocidad de la quietud,
pasa la quietud... y pasa sola.
Así, la soledad abrasa las pupilas
de los ojos que ciegan las miradas
de las aves,
de los apremios,
de los suspiros
al despeñarse.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Cuando lo negro no es negativo



Lo cotidiano termina por apoderarse de nosotros y, sutilmente, nos deslizamos por las aceras del conformismo.

Nuestra estética es 'la apariencia'. Y debemos aparentar que somos positivos iluminándonos bajo un sol radiante, salpicados de colores ¿alegres?, sonriendo y asintiendo en contra de nuestra voluntad.

Lo negro no es negativo. Cuando menos, es contradictorio, intolerante con la esclavitud, rebelde y un montón de adjetivos más que se oponen a lo "políticamente correcto". Lo negro es arte y vida en libertad y lucha permanente.

Eso, debería ser LA VIDA EN LETRAS NEGRAS, algo que nos hiciese romper la inercia del tiempo, que se negase a escribir lo oído y que hiciese oír lo escrito: LITTERAE AUDITIO.

¡Apetece tanto olvidarse de "el arte por el arte" para que la literatura eleve su voz sin tapujos!

No soy muy constante, pero intentare acudir, sin tardar demasiado, a vuestros reclamos.