Me asomaré a esas ventanas abiertas sobre granito duro y claro.
Aprenderé a mirar lejano y con dulzura sobre el claro y duro granito.
Y después partiré en busca del horizonte, ahora tan cercano, tan a mano,
alcanzado, sin duda, a la altura justa de los sueños que quisieron perderse.
Ya digo.
Me asomaré
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