Me asomaré a esas ventanas abiertas sobre granito duro y claro.
Aprenderé a mirar lejano y con dulzura sobre el claro y duro granito.
Y después partiré en busca del horizonte, ahora tan cercano, tan a mano,
alcanzado, sin duda, a la altura justa de los sueños que quisieron perderse.
Ya digo.
Me asomaré
El camino parece imposible. En realidad no existe ¿Cómo llegar hasta esa isla?
viernes, 19 de agosto de 2011
viernes, 12 de agosto de 2011
Destrucción deshabitada
Hoy sí que tengo de almas cargada la espalda.
Porque duele que el viento nos encoja y arrincone
en la fibras más abandonadas de nuestros trajes.
Está desierta la mirada aquella que olvidamos entonces
debajo de las almohadas humedecidas por los besos.
Y también el sudor se extiende como torcida yedra.
Fuera, en la calle, como siempre, los escaparates aguardan
que los solitarios transeúntes se refugien en el frío cristal
para llorar amargamente sus pensamientos solitarios.
¡Oh, la luna ya no acude a consolarnos con sonrojos!
Y huelen los charcos abandonados al calor de las frías lágrimas.
Otra vez, la soledad de las mañanas empuja los caminos
hacia inverosímiles ciudades desconocidas, inhabitadas,
vacías, construidas sobre quejosas fallas húmedas
que presagian su fin, su destrucción por hundimiento.
Sobre la punta de los alfileres vagaba el humo
de los cigarrillos que poblaron las cafeterías.
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